Vivimos en un mundo de conflictos. Hay guerras desarrollándose en todas partes, incluso dentro nuestro. El año 2020 fue testigo de escenas todavía no vistas en la sociedad actual. El COVID fue el gran protagonista por el lado de los malos, pero es importante destacar que hubo y hay un gran protagonista por el lado de los buenos. Dios puso en el cuerpo humano un ejército microscópico altamente efectivo y capacitado para defendernos. Lo conocemos con el nombre de sistema inmune. Como todo ejército está formado por una variedad de soldados, los leucocitos o glóbulos blancos, los cuales se dividen en subtipos celulares, cada uno de ellos con una función específica de defensa.  

Así como sucede en todo conflicto, el ejército más fuerte es el que va a obtener la victoria. Lo mismo pasa en nuestro cuerpo. Si el sistema inmune está fuerte y saludable, entonces estaremos protegidos de los enemigos, si por el contrario está débil, la balanza se inclinará hacia los agresores.

¿Qué daña al sistema inmune?

Dentro de la lista de factores que afectan nuestras defensas encontramos varios relacionados con el estilo de vida: sedentarismo, escaso consumo de agua, descanso inadecuado, sobrepeso, estrés, ingesta elevada de grasas saturadas, colesterol, azúcar, alimentos refinados, colorantes y agregados químicos (la típica dieta occidental).

¿Cómo fortalecer nuestras defensas?

            Los siguientes factores han demostrado ser efectivos en ayudar al sistema inmune a trabajar de forma óptima:

            Ejercicio: La actividad física mejora la circulación, lo cual ayuda a que los glóbulos blancos se movilicen más efectivamente por todo el cuerpo, a su vez estimula a la médula ósea para producir y liberar a la sangre más células, entre ellas leucocitos. Estudios muestran que las personas que caminan 45 minutos por sesión, presentan una menor prevalencia de infecciones respiratorias con mejor evolución. Además el ejercicio ayuda a disminuir la inflamación, entre otras cosas.

            Agua: es fundamental mantener un consumo adecuado de agua pura. Pero no sólo es importante por dentro, el uso externo del agua puede estimular el trabajo del sistema inmune. Las duchas de contraste, alternando agua caliente (3 minutos) con agua fría (30 segundos), repitiéndolo varias veces, tienen un efecto similar al del ejercicio aeróbico.

            Descanso: cuando aprovechamos las mejores horas para descansar (principalmente entre las 10 pm y las 02 am) el cuerpo incrementa la producción de sustancias como la interleuquina-1, relacionada con un buen funcionamiento de nuestras defensas.

            Luz solar: la producción de vitamina D depende netamente de una adecuada exposición al sol. Esta vitamina liposoluble no sólo es importante para la salud ósea, también es necesaria para tener una buena respuesta inmunológica. Lo ideal sería que los valores en sangre estén por encima de 30 ng/mL.

            Alimentación: Hay un grupo de nutrientes importantes para la salud de nuestras defensas. A continuación las principales fuentes de los mismos.

  • Vitamina C: cítricos, perejil, repollo, pimiento, brócoli, kiwi, tomates, frutillas, sandías y calabaza entre otros.
  • Vitamina E: germen de trigo, aceites vegetales, lechuga, espinaca, ajo, semillas de girasol, berros y verduras de hojas verdes.
  • Zinc: semillas de zapallo, legumbres, granos enteros, cebolla, germen de trigo, levadura de cerveza, frutos secos y semillas de girasol. 
  • Selenio: germen de trigo, acelga, perejil, rábano, zanahoria, raíz de jengibre, cebolla, tomate, brócoli, ajo, limón y naranja.
  • Cobre: frutos secos, porotos, lentejas, alubias, trigo entero, Avena, soja, ciruelas pasas, semillas y vegetales verdes.

Por último pero no menos importante…

Pensamientos positivos: la psiconeuroinmunología se encarga de estudiar los efectos de nuestros pensamientos sobre el cerebro y éste sobre el sistema inmunológico. Los pensamientos positivos ayudan a que las defensas respondan mejor ante las agresiones. Ya el sabio Salomón habló de esto en Proverbios 17:22 “el corazón alegre constituye buen remedio, más el espíritu triste seca los huesos”.

Gabriel Paschetta

Médico graduado de la Universidad Adventista del Plata

Trabajo con medicina del estilo de vida. Soy presidente de Fundación Íntegra, una organización que tiene como fin difundir un estilo de vida saludable. Fundador del Centro de Vida Sana Los Pámpanos, Argentina.

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